Preludio a nombres
e historias desconocidas
Importantes textos confirman que fue el flamenco Johannes Tinctoris (Tinctor), con su obra Terminorum musicae deffinitorium, quien creó el primer diccionario de música, publicado en 1475, iniciando la tradición universal de escribir este apreciado género de libros durante el apogeo del Renacimiento musical.
En la actualidad son muchos los diccionarios de música publicados en los más diversos idiomas: unos terminológicos, otros biográficos u organológicos; y se ha llegado hasta la concepción de grandes enciclopedias que reúnen todo el pensamiento musical en artículos o ensayos de los más importantes autores de algún país, grupo de países o continentes.
Quienes nos hemos habituado a hurgar en los más recónditos parajes del conocimiento musical, y desarrollado una eterna y perfeccionada búsqueda de fuentes de información durante nuestras vidas, valoramos infinitamente la difícil y abnegada tarea de compilación, organización de archivo y cruzamiento de datos sobre música que testimonia cada nuevo diccionario o enciclopedia que se publica.
El libro que hoy presentamos salva los diversos obstáculos que existen en la actualidad para determinar el papel de la mujer en el desarrollo de la cultura musical de Cuba. Su novedad estriba en el tipo de información expuesta en un mismo texto, en su mayoría absolutamente desconocida y menos aún publicada.
Por su alcance y selección de entradas, el Diccionario de mujeres notables en la música cubana debe generar un especial interés científico y cultural, pues la aparición de este nuevo tipo de diccionario biográfico hecho por una mujer y dedicado al rescate y divulgación de la vida y obra de las mujeres en la música de Cuba a lo largo de casi dos siglos -un período total de tiempo mayor que el de la propia Historia de nuestra música-, lo hace una obra sumamente útil a profesionales y a cualquier otro tipo de interesado en el arte musical nacional, especialmente ahora con la tendencia internacional a la globalización de la información a inicios de la primera centuria del tercer milenio.
En el caso de su empleo por profesionales, por cumplir con todos los preceptos de la información científica de trasmitir los conocimientos en el tiempo y el espacio luego de su recolección, almacenamiento y procesamiento adecuado de fuentes desconocidas o apenas conocidas, este nuevo diccionario puede auxiliar a la enseñanza musical y artística en general, así como a la musicología en particular, y debe facilitar la redacción de otros estudios monográficos posteriores sobre el papel de la mujer cubana en el difícil arte de la música.
Cuando encendemos la televisión, oímos la radio o asistimos al cine, y cuando visitamos un conservatorio o presenciamos un concierto en un teatro o parque, o nos enfrentamos a la labor de un centro de investigación de música en la República de Cuba, podemos observar la incuestionable labor de las mujeres en diversas especialidades musicales, y percibimos su creciente número e innegable importancia, pero... ¿cuántas son?, ¿cuáles son las más destacadas personalidades femeninas?, ¿qué han hecho y qué hacen estas mujeres? y ¿desde cuándo influyen en la música cubana? Esto y mucho más puede conocerse gracias a esta obra de gran envergadura.
Este nuevo diccionario cubano se estructura en diecinueve secciones de acuerdo con los sectores o formas de actividad principal de cada una de las personalidades -especialmente por tipos de especialidades- y además incluye el curriculum de numerosas agrupaciones musicales femeninas. Internamente, cada sección tiene a su vez su propio ordenamiento alfabético de voces.
La acuciosa investigación desarrollada por la autora, previa a la larga etapa de revisión, redacción y organización posterior, ha sido coronada por el éxito. El excelente contenido engarza justamente con esta novedosa presentación editorial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.
Si familiarmente algo debemos criticarle a esta obra, es la ausencia en la sección de Investigadoras y Musicólogas de la voz Valdés Cantero, Alicia... con los aspectos más sucintos del trabajo desplegado por la mujer que generó la hermosa idea de reunir la información que hoy ponemos a vuestra disposición. Ello obliga a suplir este defecto -fruto del pecado de modestia de su autora- a quien redacta este prólogo.
A la autora de este diccionario la unen cuatro coincidencias con el prologuista de su obra: el nacimiento en 1951, la procedencia de Ciudad de La Habana, el grupo de estudios de Licenciatura en Musicología y el mismo día de graduación en 1985 ante un Tribunal presidido por el siempre maestro Argeliers León Pérez. Todas estas, sumadas a la amistad que nos profesamos, obligan a un cuidadoso análisis de su obra artística y científica.
Pero, ¿quién es Alicia Valdés Cantero?
Alguien que antes de realizar sus estudios de Musicología en el Instituto Superior de Arte, se había graduado de Nivel Medio de Música en el Conservatorio Amadeo Roldán y licenciado en Historia del Arte en la Universidad de La Habana en 1978. La sólida formación profesional representada por los estudios, la incrementa con una sistemática y paciente práctica investigativa que refleja en diversos trabajos científicos como autora individual o formando parte de colectivos, así como a través de su efectiva participación en eventos académicos nacionales e internacionales dentro y fuera de nuestro país.
Su labor artística la inició en su especialización de dibujante musical como trabajadora de la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (EGREM), en una época en que este antiguo y agotador oficio representaba la única posibilidad de reflejar, en las ediciones de Cuba, las partituras de nuestros compositores, y los métodos y textos especializados de todo el orbe para nuestras escuelas. Labor que desde 1973 y hasta 1978 le valió un vasto conocimiento sobre autores, géneros y estilos musicales, difícil de obtener por otras vías.
Desde septiembre de 1978, y durante las décadas de los ochenta y de los noventa del pasado siglo -las más prolíficas y de mayor relevancia jamás vividas por esa institución-, se ha desempeñado primero como especialista en Estudios Culturales; luego, como musicóloga e investigadora agregada; más tarde como jefa del Departamento de Desarrollo del Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Cubana (CIDMUC) y, en la actualidad, como musicóloga e investigadora auxiliar. Simultáneamente colaboró con el Instituto Cubano de la Música, a solicitud de su presidenta en aquellos momentos, al frente de la Dirección de Desarrollo Artístico.
Desde hace varios años es la presidenta de la Sección de Musicología de la Asociación de Músicos de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, y por su iniciativa, coordinación, organización y dirección se realizan sistemáticamente, en La Habana, importantes actividades de gran relevancia cultural y científica, como: las reuniones del Círculo de Mujeres en la Música La Bella Cubana; los coloquios internacionales de música y poesía Nicolás Guillén y los correspondientes a la Feria Internacional del Disco; y los Simposios del Festival Internacional Boleros de Oro, en cuya edición del año 2002 fue condecorada con la Distinción por la Cultura Nacional.
El libro Con música, textos y presencia de mujer (Diccionario de mujeres notables en la música cubana), que hoy damos a conocer, constituye el estudio más completo confeccionado hasta la fecha sobre la labor desarrollada en la música de nuestro país por las mujeres, y ha sido elaborado por una especialista nacida y completamente formada en el sistema de enseñanza artística forjado por la Revolución en la República de Cuba.
Este texto que la UNEAC publica ahora a través de su sello editorial UNION, además de interesante y novedoso, hizo acreedora a su autora del primer premio UNEAC de Musicología Argeliers León del año 2000, al haberse distinguido su investigación, entre el grupo de trabajos presentados, por la acuciosa profundidad en la búsqueda de nuestro pasado y presente musical, la lógica organicidad de su contenido y su relevancia internacional.
Este es el tercer libro de esta autora, quien sorprendiera a conocedores y neófitos en 1989 con El músico en Cuba (Editorial Pueblo y Educación, La Habana), que trata sobre la vida social y sindical de los músicos cubanos en épocas anteriores a la Revolución, y que, sin duda, es importante para apreciar en el presente y el futuro los avances que han tenido nuestros músicos desde 1959 y todo aquello que aún deben llegar a solucionar. Esta investigación obtuvo premio en la IV Jornada Científica del Instituto Superior de Arte (ISA) en 1985.
A ella también se debe la idea, el prólogo, la selección y la autoría de dos artículos del libro Nosotros y el bolero (Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2000), excelente compilación sobre este género, que reúne algunas de las ponencias presentadas en los eventos teóricos que se realizan...