Columna escrita por Germán Pinelli para el periódico Avance.
Por ese tiempo el periódico Avance ya está en circulación, dirigido por el abogado Oscar Zayas Portela, además personalidad política y social. Arturo Liendo Lazcano destacado poeta, dramaturgo y locutor, brillante en el arte de la palabra, atiende una sección dedicada a promocionar y comentar el mundo artístico y los programas dentro de la CMQ. A partir del 3 de febrero del año 1942 Germán Pinelli se encarga de dicha columna y aparece en este periódico el primer escrito realizado por él. El 5 de marzo como titular de la columna hace un comentario sobre José Antonio Alonso, que desde el programa La Corte Suprema del Arte, comparten micrófonos. Demuestra así su espíritu de compañerismo, lealtad y justeza al realzar el trabajo de su colega. El debut de Tito Guizar, promociones de programas radiales como La Familia Pilón y el Rincón Criollo, del circuito CMQ, son temas que también aborda en su debut en la sección La CMQ en Avance.
En el año 1993 la Unión de Periodistas de Cuba le reconoce por sus aportes al ramo.
Una de las aristas más importantes de Pinelli, que constituye uno de sus mayores éxitos en la profesión, es el ejercicio del periodismo. Su alta capacidad de riesgo, tenacidad e inteligencia lo hacen llegar a lugares insospechados en busca de la noticia y estar presto para captar cualquier información importante.
A mí me costó mucho trabajo ser periodista, no me daban el título por temor a que yo, sin serlo, triunfara con mi entrevista Habla Pinelli que eran 7 minutos. Este programa llegó a tener un rating extraordinario porque eran muy bien escogidos los personajes que se entrevistaban (.). Conversé con todas las personalidades que pasaban por La Habana y otras del país. En 1950 viajo a Ecuador, cuando el terremoto de las 11 mil víctimas, y traje 36 entrevistas que mostraban el desamparo del pueblo ecuatoriano. Eso me valió un Premio como el mejor animador, en México.
Certificado de aptitud otorgado a Germán Pinelli el 17 de enero de 1950 por la Escuela Profesional de Periodismo "Manuel Márquez Sterling" que lo acredita como Periodista.
Hay varias anécdotas que demuestran esta sapiencia periodística, una de ellas es el enfrentamiento a tiros de bandas enemigas pertenecientes a la policía nacional, conocido como los Acontecimientos de Orfila, hecho ocurrido en la tarde del 15 de septiembre de 1947, en la Ave. 41 y Orfila, en Marianao, a su decir, la narración y grabación de este hecho es uno de sus momentos periodísticos que recordaba con orgullo.
(.) Eran muchos los intereses políticos por el medio, pero intereses de una sola parte. El presidente Grau alimentaba la divergencia de varios grupos simultáneamente. Eran cuatro grupos, él los mantenía en constante tensión alimentando a cada uno por separado con el propósito de tener en un momento dado una fuerza a su disposición, pero tenía cuatro que eran como una fuerza centrífuga y centrípeta. La centrífuga era él en medio sosteniendo a las cuatro fuerzas que querían dispersarse o querían atacarse y ocurrió aquel hecho.
Pinelli reporta para la CMQ.
Narra con detalles aquel acontecimiento:
Tomé aquel pisicorre de CMQ y me llegué por Calzada de Columbia. Al llegar, una cuadra antes vi a Piro Pendá, Miguel Suárez Fernández -que era el presidente del senado- y a unos cuantos políticos, y el ejército con el arma portada, no me dejaban pasar. Tomamos por la esquina aquella para adentro del reparto y me situé justamente a cincuenta metros de la casa del tiroteo y ahí narré todo el tiroteo de Orfila. El crimen lamentable y atroz de una mujer con una bandera parlamento que era la mujer de Morín Dopico. Veo por detrás quién mata, quiénes son los que tiran, quiénes son los que piden parlamento y quién, con un sentimiento de impiedad manifiesto, no respeta hasta el parlamento y asesina (.). Cuando cesó el tiroteo fueron a verme grupos diversos de los cuatro sectores a decirme: "esto que has hecho no te conviene, mira ver lo que haces, tú tienes hijos", y eso era como el anuncio de una próxima funeraria. Eso lo reduje a diez o doce minutos. Fue impactante cuando salen al aire los disparos, los gritos, los disparos del tanque, la detención de algunos de los elementos que había ahí y Guayo, que fue el que sacó la película, fueron los dos únicos testimonios de aquel acontecimiento que duró tres horas y media.
Ahí tirado en el suelo realicé todas las grabaciones del tiroteo por el que murieron varias personas. Pineda me acompañó en el pisicorre. Yo tengo una ropa que una bala me atravesó por encima del hombro y en el saco se ve el hueco, pero la bala no me hirió. Los gases lacrimógenos me afectaron mucho y tenía que callarme a cada rato porque no podía grabar (.). Ahí, al finalizar el tiroteo, se aparece Fabio Ruíz Roja, jefe de la policía, bajito, canoso, muy atildado, con un traje blanco y un delicioso olor a colonia Guerlain y le digo: Coronel ¿quiere decir algo?, "¿qué cosa voy a decir si yo me enteré ahora mismo?" y me dijo al instante una grosería. No le dije nada pero me fui a CMQ y ahí grabé: Terminado el tiroteo que conmovió a toda la sociedad cubana, llegó el jefe de policía impoluto, blanco, algo tarde llegó la paloma de la paz que traía un delicioso olor a perfume a Guerlain. El coronel Ruiz Roja no sabía que durante tres horas y media había habido un tiroteo en el que se produjeron muertes en el reparto Orfila. Así lo terminé y lo saqué al aire y tuve muchos problemas por haber dicho eso así.
Después que lo hice me preguntaba: ¿cómo he logrado hacer esto? Orfila marcó un hito en mi carrera (.).
Germán Pinelli es el locutor en el acto de inauguración de la CMQ Televisión.
En el momento en que funge como locutor oficial de las alocuciones dominicales que ofrece Eduardo Chibás, presidente del Partido Cubano de Renovación Ortodoxa ocurre un hecho extraordinario:
Ese domingo 5 de agosto de 1951 yo no fui a trabajar, pues había llevado al cine a mi mujer, quien se encontraba embarazada. Cuando salgo, un chofer de alquiler me dice que habían matado a Chibás en la CMQ. Dejé a mi mujer en casa y seguí para allá. Al llegar me informan que Chibás se había dado un tiro y que lo han trasladado al Centro Médico Quirúrgico. Aquello estaba lleno de gente; no dejaban entrar a nadie, ni a los periodistas. Como conocía el lugar, entro por detrás. Tomo uno de los ascensores. De repente, cuando voy subiendo este se detiene en uno de los pisos. Para sorpresa mía tropiezo con una camilla en la que llevan a Chibás para el salón de operaciones. Él estaba consciente y me reconoce. Me expresó: "Dile a la gente que si muero no olviden mis palabras".
Eduardo Chibás, en las alocuciones dominicales. Detrás José Pardo Llada y de saco y corbata el joven Fidel Castro. A su izquierda Agramonte, seguidamente Manuel Bisbé.
Se refería a la alocución que había hecho esa noche titulada "El último aldabonazo". Bajé rápidamente. Los periodistas que estaban en los jardines de la clínica se sorprendieron al verme. Incluso Mestre, que también estaba allí, se me acercó y me preguntó: ¿Qué está pasando? Le comenté lo que Chibás me había dicho. Me ordenó que fuera enseguida para la CMQ y lo dijera por Radio. Me mandó en su propio auto. Al llegar a la emisora interrumpimos el programa que estaba en el aire. Pusimos la chicharra del noticiero durante casi un minuto. Le comunico a la población que he visto a Chibás, lo que me ha dicho. Vuelvo a leer su testamento político "El último aldabonazo". Eso constituyó una de mis hazañas periodísticas.
10 de marzo de 1952, Fulgencio Batista acaba de dar un golpe de estado y allí en Columbia donde surge la noticia, está Germán Pinelli.
Hemos querido tomar en consideración para este libro otro hecho periodístico de Germán:
Terminada la Segunda Guerra Mundial, llega Churchill aquí, él era un ídolo internacional, ídolo momentáneo porque después de terminada la guerra él va a unas elecciones y las pierde. El problema es que Churchill era el hombre de una Inglaterra en guerra ¡qué psicología la de los pueblos, escogen al hombre propio de acuerdo a las circunstancias que están ocurriendo! Llega Churchill a La Habana, entonces no teníamos un equipo para llegar a él. Yo tenía una grabadora Bosch, que fue la primera que vino a Cuba, me compro cien metros de alambre eléctrico, del más corriente, lo conecto en la oficina de la aduana del aeropuerto. Cuando llega el avión de Churchill, un avión grande de cuatro hélices, lo rodean un grupo de infantes de marina de Guantánamo. El que menos tamaño tenía creo que era catorce pies de alto, por ocho pies de ancho, se toman de la mano y hacen un círculo alrededor del avión. Aún no habían parado las hélices...