Capítulo 1
Introducción a la patología y terapéutica del lenguaje
J. Peña-Casanova, F. Diéguez Vide and R.M.ª Manero
Introducción
El presente capítulo tratará una serie de temas y conceptos que ayudarán a fundamentar el estudio de la patología y la terapéutica del lenguaje. En primer lugar, se presentará una definición amplia de lenguaje que permitirá ubicar muchos de los hechos observados en patología. En este contexto se discutirá el tema de los llamados «universales lingüísticos». A continuación se citarán conceptos básicos de sociolingüística y sociología del lenguaje. Estos conceptos permitirán reconocer el bilingüismo y el multilingüismo como hechos sociales frecuentes y también reconoceremos la heterogeneidad y la tipología de las personas bilingües y políglotas. Veremos que esta realidad se refleja en la actividad clínica de múltiples profesionales, especialmente en ciertas comunidades.
En otro ámbito de cosas, se expondrán las definiciones de lingüística, psicolingüística y neurolingüística para concatenarlas con el estudio de las unidades y los niveles lingüísticos (v. cap. 6) y, a continuación, usar estos conocimientos en el estudio de la patología.
Los temas previamente considerados se continúan con una taxonomía de las patologías que se tratarán en capítulos posteriores, sus etiologías y consideraciones sobre el método clínico.
Para terminar, el capítulo hará referencia a dos temas críticos. Por un lado, se tratarán aspectos generales sobre la rehabilitación del lenguaje y, finalmente, se introducirán conceptos sobre las evidencias (pruebas) de la efectividad de la terapia. Este último tema será fundamental para poder realizar recomendaciones sobre técnicas terapéuticas.
Comunicación y lenguaje
La comunicación constituye la capacidad de transmisión de información. Los seres humanos transmiten información de distinta naturaleza y a través de distintos sistemas, y el lenguaje es una forma particular de comunicación. En el lenguaje pueden distinguirse tres aspectos enlazados e inseparables (Diéguez-Vide y Peña-Casanova, 2012):
• Desde los trabajos de Saussure (1916), el lenguaje se puede concebir como un sistema de signos, es decir, como una estructura simbólica en la que unas señales, formadas por un significado y un significante, se relacionan entre ellas por medio de correspondencias paradigmáticas (de selección) y sintagmáticas (de combinación). En este sentido, el lenguaje es una forma o conducta de la función simbólica o semiótica.
• El lenguaje también puede estudiarse desde una perspectiva funcional, como un instrumento que permite la comunicación entre los seres humanos y, en concreto, entre un emisor y un receptor, gracias a la participación de ciertos elementos (un mensaje que apunta a un referente y que se transmite por medio de un código y a través de un canal).
• El lenguaje es también una conducta, una facultad mental o sistema de conocimiento, un sistema que permite aumentar la capacidad y desarrollar la creatividad humana (Chomsky, 1968).
Dada la materia de esta obra, una definición suficientemente amplia y cómoda para una aproximación multidisciplinaria es la de Lecours et al. (1979): «El lenguaje es el resultado de una actividad nerviosa compleja1 que permite la comunicación interindividual2 de estados psíquicos3 a través de la materialización4 de signos multimodales5 que simbolizan estos estados6 de acuerdo con una convención propia de una comunidad lingüística7».
A continuación se comentan los apartados de la definición de Lecours et al., con el objetivo de realizar especificaciones y puntualizaciones.
1. Actividad nerviosa compleja: se refiere a la base biológica del lenguaje (v. cap. 2). Hay que considerar el lenguaje como el resultado de la actividad de sistemas funcionales distribuidos e interactivos. Estos sistemas —redes funcionales— reciben distintas denominaciones según los autores considerados. Es clásico el término de sistema funcional complejo (Luria, 1973; tomado de Anojin). Se entiende que cada área o estructura cerebral que interviene en el sistema (en la función como un todo) aporta su trabajo diferenciado y específico. El concepto de hodotopología refleja la importancia de unir el estudio de la localización o topología (del griego, τóποζ [topos], «lugar») con el estudio de las vías nerviosas u hodología (del griego, Oδóζ [hodos], «vía») (v. cap. 2). Una serie de factores no primariamente verbales pueden influenciar los rendimientos en tareas verbales, ya que la actividad verbal está engarzada en el conjunto de las actividades mentales superiores y de las actividades que constituyen su base (memoria de trabajo, atención, función ejecutiva, etc.).
2. Comunicación interindividual: hace referencia a la doble polaridad receptiva y expresiva de la comunicación lingüística. Se repite el modelo clásico de emisor-receptor. Constituye el fundamento de la dicotomía codificación (expresión) frente a decodificación (comprensión). Este aspecto enlaza plenamente con el subsiguiente.
3. Estados psíquicos: se refiere a la confrontación entre la experiencia actual y el conjunto de experiencias anteriores de un individuo. En este apartado inciden aspectos como la conciencia y, especialmente, el papel de los valores como generadores de la acción de los seres humanos. A través de este elemento de la definición también se puede llegar a la psicopatología, que se expresa, entre otras formas, a través del lenguaje y la conducta.
4. Materialización: hace referencia a la materia sonora o visuo-gráfica que constituye el elemento que pasa «del interior al exterior» en la expresión y «del exterior al interior» en la recepción.
5. Signos multimodales: hace referencia a los signos y a los dos subsistemas receptivo y expresivo del lenguaje: fonatorio y visual. El signo auditivo recibido resulta de la producción de un signo gestual fonatorio (fonoarticulatorio). El signo visual recibido resulta de la producción de un signo gestual manual (gráfico o queiroarticulatorio).
6. Que simbolizan estos estados: hace referencia a los signos y a combinaciones de signos como integrantes de la función simbólica o semiótica (capacidad y finalidad de representación). El signo (semiología) conlleva la propiedad de representar, de evocar el significado (semántica).
7. De acuerdo con una convención propia de una comunidad lingüística: hace referencia a la convención aprendida en el seno de una comunidad lingüística. Se refiere a los sistemas fonético, fonológico, léxico y morfosintáctico de la comunidad lingüística. Más allá de las características formales de cada lengua, es muy importante recordar que las lenguas se han desarrollado en el contexto específico de una sociedad y una cultura. Por todo ello, más adelante se harán unas anotaciones sobre sociolingüística.
El mito de los «universales lingüísticos»
En la actualidad se están revisando dos conceptos, «universales del lenguaje» y «gramática universal». Las concepciones clásicas sobre el tema pueden relacionarse con prejuicios etnocéntricos, con las propias teorías lingüísticas y, especialmente, con las nociones chomskianas sobre la gramática universal. Tradicionalmente se ha ignorado la diversidad lingüística, y las generalizaciones («universales») han inducido al error. Los patrones de diversidad lingüística son similares a la propia diversidad biológica. Las lenguas deben considerarse híbridos bioculturales (Evans y Levinson, 2009), fundamentados en profundas raíces sociohistóricas. No obstante, hay algunos universales que no son erróneos, aunque sean obvios; por ejemplo, todas las lenguas tienen consonantes y vocales, o todas las lenguas disponen de palabras...