64. Los judíos dicen: «La mano de Dios está cerrada». ¡Que sus propias manos estén cerradas y sean malditos por lo que dicen! Al contrario, Sus manos están abiertas y Él distribuye Sus dones como quiere. Pero la Revelación que tú has recibido de tu Señor acrecentará en muchos de ellos su rebelión e incredulidad. Hemos suscitado entre ellos hostilidad y odio hasta el día de la Resurrección. Siempre que encienden el fuego de la guerra, Dios se lo apaga. Se dan a corromper en la tierra y Dios no ama a los corruptores.
65. Si la gente de la Escritura creyera y temiera a Dios, les borraríamos sus malas obras y les introduciríamos en los jardines de la Delicia.
66. Si obsevaran la Tora, el Evangelio y la Revelación que han recibido de su Señor, disfrutarían de los bienes del cielo y de la tierra. Hay entre ellos una comunidad que se mantiene moderada, pero ¡qué mal hacen muchos otros de ellos!
67. ¡Enviado! ¡Comunica la Revelación que has recibido de tu Señor, que, si no lo haces, no comunicas Su mensaje! Dios te í, protegerá de los hombres. Dios no dirige al pueblo infiel.
68. Di: «¡Gente de la Escritura ! No hacéis nada de fundamento mientras no observéis la Tora. el Evangelio y la Revelación que habéis recibido de vuestro Señor». Pero la Revelación que tú has recibido de tu Señor acrecentará en muchos de ellos su rebelión e incredulidad. ¡No te aflijas, pues, por el pueblo infiel!
69. Los creyentes, los judíos, los sabeos y los cristianos -quienes creen en Dios y en el último Día y obran bien- no tienen que temer y no estarán tristes.
70. Concertamos un pacto con los Hijos de Israel y les mandamos enviados. Siempre T que un enviado venía a ellos con algo que no era de su gusto, le desmentían o le daban muerte.
71. Creían que no iban a ser probados y se portaron como ciegos y sordos. Dios se volvió a ellos, pero muchos de ellos vol- vieron a portarse como ciegos y sordos. Dios ve bien lo que hacen.
72. No creen, en realidad, quienes dicen: «Dios es el Ungido, hijo de María», siendo así que el mismo Ungido ha dicho: «¡Hijos de Israel, servid a Dios, mi Señor y Señor vuestro!». Dios veda el Jardín a quien asocia a Dios. Su morada será el Fuego. Los impíos no tendrán quien les auxilie.
73. No creen, en realidad, quienes dicen: «Dios es el tercero de tres». No hay ningún otro dios que Dios Uno y, si no paran de decir eso, un castigo doloroso alcanzará a quienes de ellos no crean.
74. ¿No se volverán a Dios pidiéndole, perdón? Dios es indulgente, misericordioso.
75. El Ungido, hijo de María, no es sino un enviado, antes del cual han pasado otros enviados, y su madre, veraz. Ambos tomaban alimentos. ¡Mira cómo les explicamos los signos! ¡Y mira cómo son desviados!
76. Di: «¿Vais a servir, en lugar de servir a Dios, lo que no puede dañaros ni aprovecharos?» Dios es Quien todo lo oye, Quien todo lo sabe.
77. Di: «¡Gente de la Escritura ! No exageréis en vuestra religión profesando algo diferente de la Verdad y no sigáis las pasiones de una gente que ya antes se extravió, extravió a muchos y se apartó del recto camino».
78. Los Hijos de Israel que no creyeron fueron maldecidos por boca de David y de Jesús, hijo de María, por haber desobedecido y violado la ley.
79. No se prohibían mutuamente las acciones reprobables que cometían. ¡Qué mal hacían!
80. Ves a muchos de ellos que traban amistad con los que no creen. Lo que han hecho antes está tan mal que Dios está irritado con ellos y tendrán un castigo eterno.
81. Si hubieran creído en Dios, en el Profeta y en la Revelación que éste recibió, no les habrían tomado como amigos, pero muchos de ellos son perversos.
82. Verás que los más hostiles a los creyentes son los judíos y los idólatras, y que los más amigos de los creyentes son los que dicen: «Somos cristianos». Es que hay entre ellos sacerdotes y monjes y no son altivos.
83. Cuando oyen lo que se ha revelado al Enviado, ves que sus ojos se inundan de lágrimas de reconocimiento de la Verdad. Dicen: «¡Señor! ¡Creemos! ¡Apúntanos, pues. como testigos!
84. ¿Cómo no vamos a creer en Dios y en la Verdad venida a nosotros si anhelamos que nuestro Señor nos introduzca con los justos?»
85. Dios les recompensará por lo que han dicho con jardines por cuyos bajos fluyen arroyos, en los que estarán eternamente. Ésa es la retribución de quienes hacen el bien.
86. Pero quienes no crean y desmientan Nuestros signos morarán en el fuego de la gehena.
87. ¡Creyentes! ¡No prohibáis las cosas buenas que Dios os ha permitido! ¡Y no violéis la ley, que Dios no ama a los que la violan !
88. ¡Comed de lo lícito y bueno de que Dios os ha proveído! ¡Y temed a Dios, en Quien creéis!
89. Dios no os tendrá en cuenta la vanidad de vuestros juramentos, pero sí el que hayáis jurado deliberadamente. Como expiación, alimentaréis a diez pobres como soléis alimentar a vuestra familia, o les vestiréis, o manumitiréis a un esclavo. Quien no pueda, que ayune tres días. Cuando juréis, ésa será la expiación por vuestros juramentos. ¡Sed fieles a lo que juráis! Así os explica Dios Sus aleyas. Quizás, así, seáis agradecidos.
90. ¡Creyentes! El vino, el maysir, las piedras erectas y las flechas no son sino abominación y obra del Demonio. ¡Evitadlo, pues! Quizás, así, prosperéis.
91. El Demonio quiere sólo crear hostilidad y odio entre vosotros valiéndose del vino y del maysir, e impediros que recordéis a Dios y hagáis la oración. ¿Os abstendréis, pues?
92. ¡Obedeced a Dios, obedeced al Enviado y guardaos! Pero, si volvéis la espalda, sabed que a Nuestro Enviado le incumbe sólo la transmisión clara.
93. Quienes creen y obran bien, no pecan en su comida si temen a Dios, creen y obran bien, luego temen a Dios y creen, luego temen a Dios y hacen el bien. Dios ama a quienes hacen el bien.
94. ¡Creyentes! Dios ha de probaros con alguna caza obtenida con vuestras manos o con vuestras lanzas, para saber quién Le teme en secreto. Quien, después de esto, viole la ley, tendrá un castigo doloroso.
95. ¡Creyentes! No matéis la caza mientras estéis sacralizados. Si uno de vosotros la mata deliberadamente, ofrecerá como víctima a la Caaba, en compensación, una res de su rebaño, equivalente a la caza que mató -a juicio de dos personas justas de entre vosotros-, o bien expiará dando de comer a los pobres o ayunando algo equivalente, para que guste la gravedad de su conducta. Dios perdona lo pasado, pero Dios se vengará del reincidente. Dios es poderoso, vengador.
96. Os es lícita la pesca y alimentaros de ella para disfrute vuestro y de los viajeros, pero os está prohibida la caza mientras dure vuestra sacralización. Y temed a Dios hacia Quien seréis congregados.
97. Dios ha hecho de la Caaba, la Casa Sagrada, estación para los hombres, y ha instituido el mes sagrado, la víctima y las guirnaldas para que sepáis que Dios conoce lo que está en los cielos y en la tierra y que Dios es omnisciente.
98. Sabed que Dios es severo en castigar, pero también que Dios es indulgente, misericordioso.
99. Al Enviado no le incumbe sino la transmisión. Dios sabe lo que manifestáis y lo que ocultáis.
100. Di: «No es lo mismo el mal que el bien, aunque te plazca lo mucho malo que hay. ¡Temed, pues, a Dios, hombres de intelecto! Quizás, así, prosperéis».
101. ¡Creyentes! No preguntéis por cosas que, si se os dieran a conocer, os dañarían. Si, con todo, preguntáis por ellas cuando se revela el Corán, se os darán a conocer y Dios os perdonará por ello. Dios es indulgente, benigno.
102. Gente que os precedió hizo esas mismas preguntas y, por ellas, se hizo infiel.
103. Dios no ha instituido ni bahira, ni saibas ni wasila, ni hami. Son los infieles quienes han inventado la mentira contra Dios. Y la mayoría no razonan.
104. Y cuando se les dice: «Venid a la Revelación de Dios y al Enviado», dicen: «Nos basta aquello en que encontramos a nuestros padres». ¡Cómo! ¿Y si sus padres no sabían nada, ni estaban bien dirigidos?
105. ¡Creyentes! ¡Preocupaos de vosotros mismos! Quien se extravía no puede dañaros, si estáis en la buena dirección. Todos volveréis a Dios. Ya os informará Él de lo que hacíais.
106. ¡Creyentes! Cuando, a punto de morir, hagáis testamento, llamad como testigos a dos personas justas de los vuestros o bien a dos de fuera si estáis de viaje y os sobreviene la muerte. Retenedlas después de la oración. Si dudáis de ellas, que juren por Dios: «¡No nos venderemos, aunque se trate de un pariente, ni ocultaremos el testimonio de Dios! Si no, seríamos de los pecadores».
107. Si se descubre que son reos de pecado, otros dos, los más próximos, les sustituirán, elegidos entre los perjudicados por el perjurio y jurarán por Dios: «Nuestro testimonio es más auténtico que el de los otros dos. Y no hemos violado la ley. Si no, seríamos de los impíos».
108. Así, será más fácil conseguir que presten testimonio como es debido, o que teman ver rechazados sus juramentos después de prestados. ¡Temed a Dios y escuchad! Dios no dirige al pueblo perverso.
109. El día que Dios congregue a los enviados y diga: «¿Qué se os ha respondido?», dirán: «No sabemos. Tú eres Quien conoce a fondo las cosas ocultas».
110. Cuando dijo Dios: «¡Jesús, hijo de María!; Recuerda Mi gracia, que os dispensé a ti y a tu madre cuando te fortalecí con el Espíritu Santo y hablaste a la gente en la cuna y de adulto, y cuando le enseñé la Escritura, la Sabiduría, la Tora y el...