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Espiritualidad
En Él vivimos, nos movemos y somosHech 17, 28
La espiritualidad no es algo añadido al hombre, es una tarea del hombre. La vida espiritual es un compromiso con los otros y con la realidad; antes que nada, es vida. Abarca a toda la persona y a todas las personas -a todos los seres- en un abrazo que es sabiduría, sentido y bondad.
La palabra spiritualis en griego pneumatikôs se puede traducir por "según el Espíritu" o "lleno del Espíritu". Por eso, la espiritualidad significa ante todo vivir del Espíritu, vida que brota de la fuente del Espíritu Santo1.
La primera referencia sobre el uso del término espiritualidad se debe al Pseudo-Jerónimo, quien lo utilizó en una carta que al parecer escribió al monje britano Pelagio, que vivió entre los siglos IV y V d.C. Con el correr de los siglos, la palabra espiritualidad se utilizó solo como adjetivo, y no se entendió como sustantivo abstracto hasta que fue utilizada en el contexto cristiano del catolicismo ochocentista francés, donde se denominó spiritualité a la doctrina sobre la vida espiritual.
La palabra espiritualidad es la traducción, de la palabra latina, spiritualitas. El sustantivo espiritualidad empezó a utilizarse, sobre todo por autores cristianos, mucho tiempo después que el adjetivo espiritual, el cual se encuentra ya en las cartas de san Pablo, cuando habla de lo espiritual en dos sentidos diferentes: El primero, como la vida según el Espíritu -de Dios- que se opone al hombre "carnal"; "carnal" referido no a la parte corporal del ser humano, sino a la vida que no se deja guiar por el Espíritu de Dios. El segundo se encuentra en un texto de san Pablo, en la Carta a los Tesalonicenses, donde les aconseja que desarrollen su ser entero, cuerpo, alma y espíritu y lo guarden puro hasta la venida del Señor (1Tes 5, 23).
A partir de estos dos significados, el adjetivo espiritual ha sido utilizado a lo largo de toda la tradición cristiana aplicándolo a lo que tenía que ver con la vida religiosa, maestros espirituales, ejercicios espirituales, etc. En cambio, el sustantivo espiritualidad se empleó más tardíamente; por ejemplo, Juan de la Cruz y Teresa de Jesús utilizan el adjetivo espiritual y no la palabra espiritualidad en sus numerosos escritos2.
La palabra espiritualidad se utiliza también para referirse a fenómenos no estrictamente religiosos; también se habla de espiritualidades laicas o no religiosas. Hoy, la noción de espiritualidad va desde su vínculo con prácticas de autorrealización y autoayuda, pasando por una ética personal o la idea de una manera de vincularse con Dios, hasta reflexiones de carácter filosófico, teológico o científico.
Estas espiritualidades, que aparecieron a finales del último cuarto del siglo XX, responden a un anhelo de plenitud, de felicidad que hoy no se encuentran en la filosofía o en las instituciones religiosas más preocupadas por las teologías de la sospecha. Nada está seguro, nada arraiga, comenta la filósofa María Toscano que opina que en estos últimos años ha habido un deseo de buscar un lenguaje que nos lleve a una vivencia profunda de una espiritualidad verdadera y que sirva para conectar con este anhelo, con esta nostalgia; un aspecto positivo de esta nueva era es el renacimiento de lo sagrado, expresión que responde a la necesidad universal de volver a reconectar con nuestros orígenes.
Igual que la espiritualidad budista, hinduista y musulmana, poseen también diferentes variantes, en la espiritualidad cristiana encontramos varios caminos. Algunos comunes y otros particulares que corresponden a formas de espiritualidad surgidas a lo largo de la historia del cristianismo.
Hay una espiritualidad benedictina que se centra en la liturgia y en la vida en común. Hay la espiritualidad franciscana, para la cual la pobreza y la libertad interior son primordiales. La espiritualidad ignaciana valora los Ejercicios Espirituales como camino para ejercitarse en la vida espiritual. Existe la espiritualidad mística, cuyo máximo deseo es unirse a Dios. También está la espiritualidad mariana que contempla a María como modelo de fe, y muchas otras más. Y existen las espiritualidades de diversa impronta confesional: por ejemplo, la espiritualidad protestante, que sitúa en el centro la palabra de Dios. Cada espiritualidad trata, a su manera, vivir del espíritu de Dios y de hacer que ese Espíritu sea fecundo. A lo largo de la historia encontramos muchas definiciones del sustantivo espiritualidad.
Benito de Nursia (480-547 d. C.), padre del monacato occidental, entiende la espiritualidad como una espiritualidad conectada con la tierra. Se expresa en la manera en que los monjes trataban las cosas de este mundo con sus herramientas, en la manera que trabajaban y oraban, en el modo en que se relacionaban con los otros y cómo vivían. No es una espiritualidad que se queda en palabras, y que solo se desarrolla en el pensamiento. Es una espiritualidad que cambia el mundo y que se refleja en todos los actos de la vida.
Siglos más tarde, el teólogo y místico alemán Maestro Eckhart (1260-1328) se pregunta muchas veces cuál debe ser el camino espiritual a abrazar. En qué puede y debe residir el seguimiento de Cristo, puesto que en absoluto todos los hombres son llamados a recorrer un único camino hacia Dios. Es una actitud errónea copiar exactamente la vida de los santos, que tenían sus propios modos de llegar a Dios.
Que cada uno conserve sus buenas maneras, incluyendo en él a todos los otros y que aprehenda todo el bien y todas las maneras. No todos los hombres pueden seguir un solo camino. Pero todos, aunque cada uno según su propia manera, pueden seguir a Cristo "en todas las cosas", aunque esto ocurra más «de manera racional» que corporal.
Eckhart asegura que cada persona debe tener una manera definida solo para ella: Dios da a cada uno lo que es óptimo para él y le resulta adecuado. No es el hombre el que se crea a sí mismo la manera de vivir espiritualmente, sino que es Él el que le diseña a medida esta vida espiritual. Es decir, que en el fondo, tengo que buscar la voluntad de Dios para mí, sin tener una modalidad particular. A quien inicia una nueva vida, Eckhart le exige que
Tiene que buscar a Dios en todas las cosas y encontrarle en todo momento y en todos los lugares, con toda clase de gente y en cualquier situación. Con esta determinación, podrá avanzar y crecer sin cesar, con un progreso que nunca llega a su fin.
Para Teresa de Jesús, una de las grandes maestras espirituales de la Iglesia, la vida espiritual se tiene que fundamentar no en sentimentalismos, sino en la vivencia del seguimiento de Jesucristo porque lo religioso se tiene que manifestar no tanto en forma de sentimientos cuanto de actitudes, de obras:
Obras quiere el Señor. De otro modo no vendrá el Rey de la gloria a nuestra alma -digo a estar unido a ella- si no nos esforzamos en ganar las grandes virtudes3.
Para Anthony de Mello la espiritualidad consiste en estar despierto, en desprenderse de las ilusiones. La espiritualidad requiere no estar a merced de un acontecimiento, cosa o persona; es decir, ser libre. La espiritualidad "es haber encontrado la mina de diamantes dentro de uno".
La vida espiritual implica despertarse, porque solo despiertos podemos entrar en la verdad y la libertad4.
Karl Rahner entiende por espiritualidad vivir del Espíritu. Anselm Grün dice que consiste en vivir de la fuente del Espíritu Santo, que para los cristianos es el mismo espíritu de Jesús. Cuando se vive de esa fuente, la vida fluye.
El jesuita Juan Antonio Estrada define la vida según el Espíritu como la forma de vida que se deja guiar por el espíritu del Señor. Ser espiritual es vivir bajo la guía de Dios a través de lo que el Espíritu comunique al creyente. Por su parte, el teólogo Gustavo Gutiérrez considera que la espiritualidad es una forma concreta, movida por el Espíritu, de vivir el Evangelio. Por tanto, ser espiritual es una apuesta por el seguimiento de Jesús, pero un seguimiento guiado por la acción del Espíritu Santo que es energía, luz interna, aliento de vida.
En palabras de Raimon Panikkar, la espiritualidad es "la carta de navegación en el mar de la vida del hombre"; es la que hace trascendente a la persona, en comunión con el ser supremo. Hablar de espiritualidad, según Panikkar, es hablar de un movimiento, por el cual
El concepto amplio de espiritualidad expresa una forma de vida, de acción, de pensamiento, etc., no ligada a una doctrina, denominación o religión determinadas5.
Hans Urs von Balthasar, teólogo católico del siglo XX, entiende la espiritualidad como una...
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